Última actualización 19 junio, 2018
Libertad. Una bella palabra, porque es una de esas que no solo designan letras, sino significados muy profundos ¿Qué pensamos al pronunciarla? Seguramente romper cadenas, sentirse estimulados, ligeros, cumplir sueños y, sobre todas las cosas, una lucha ganada frente a escollos y cualquier cadena. Sí, más o menos podría ser eso. Libertad, entonces, y motivación van de la mano, de manera muy próxima. Te presentamos imágenes con frases cortas de libertad. Para descargar, estudiar y compartir. Un material imperdible. Esperamos que sea de tu agrado, querido lector.
Imágenes con frases inspiradoras de libertad
Sentirnos libre es hermoso porque nuestros movimientos son ligeros, porque volamos, porque realmente bailamos sobre las superficies de las cosas. Nada nos detiene; somos un eterno fluir y qué bien se siente ello.
¿No hay una secreta envidia frente a las aves? ¿No las vislumbramos con un poco de enemistad por ellas llevar a la acción lo que siempre quisimos? Esa capacidad de volar, de trasladarse de un sitio a otro es maravillosa.
Lo hermoso de las aves no es solo su capacidad de volar, de traslado con celeridad, sino esa suerte, propia de su naturaleza, de poder vislumbrar las cosas desde aposentos inimaginables. Su perspectiva es una diametralmente opuesta.
En la vida podemos tener múltiples cadenas: familia, amigos, tareas engorrosas, sueños destruidos, entre otras cuestiones. Siempre lo importante va a ser sacudirte el yugo y seguir adelante. Repite en tu interior: soy el ave más libre de todas, es solo cuestión de desplegar mis alas.
El sufrimiento siempre va a ser opcional. Y eso por una sucinta y sencilla razón: tú, ego centrado, puedes decir que no. Cuando tomas cartas al asunto, cuando lograr vislumbrar la realidad con otros ojos, quizás logres semejantes bondades.
El amor también debe ser libre. Y no se piense que esto quiere decir infidelidad, falta de respeto, perfidia o cuestiones por el estilo. No, la libertad se condensa en una diáfana fórmula: tenemos amor, pero seguimos siendo uno. Todo el mundo tiene derecho a espacios netamente propios, a cierta privacidad.
Las personas nos puede atar por sus malas energías, por sus ideas que no suman, por ser, aunque suene duro, molestias constantes. La vida está hecha para ser feliz, así que es mejor siempre deshacerse de la gente tóxica.
Pretender más, no querer quedarse estancado, tiene que tener una condición vital previa: no convertirnos en ambiciosos y denostadores del presente. Nunca olvidemos que a veces preocupados por lo potencial, olvidamos el presente, que bien rico seguramente sea.
Las jaulas son instrumentos de torturas para los pájaros en lo físico y las personas en lo mental. No nacimos para estar en ellas; y en rigor de verdad nadie nació para estar en ellas. Hay que romper esos barrotes que dividen el interior subyugante de un exterior libertario.
Imágenes de libertad profundas para descargar
El ser humano es un ente complejo: vive en la miseria, pero pretende lo máximo. O mejor dicho: muchas veces el piensa que vive en la miseria. Sin embargo, esta delgada línea nos puede convertir en seres ambiciosos y terroríficos. Una cosa es aspirar siempre a lo mejor; otra desdeñar todo lo conseguido ¿Y por qué? Porque mientras tanto hay una vida por disfrutar.
Vivimos una sociedad donde tener es más importante que ser. Nos llenamos objetos que extrañamente no hacen a la felicidad ya que siempre pretendemos uno nuevo ¿Y la ataraxia? ¿Dónde queda la imperturbabilidad? Por el suelo, ya que vivimos en un estado de absoluto turbamiento.
Primera contradicción: el que tiene (muchos objetos) y más quiere (objetos), piensa que la libertad radica en ello. No, ya que seremos más ágiles, como las golondrinas en el mar, si nos damos cuenta que la carga pesada no ayuda para nada.
Y sin embargo aspiramos a la libertad. Ésta funciona como ese arcoiris que perseguimos, no alcanzamos; pero nos sirve para caminar. Aunque aquí, en esta metáfora, hay un riesgo: tal vez nos olvidemos que caminemos. Que la ambición nunca quite la posibilidad de ponderar lo hermosa que es tu existencia.
Ser libre es casi una epítome del viajero ¿Acaso se puede transitar, ir de un sitio a otro con excesiva carga? No, realmente que no. Es una imagen entonces que sirve para demostrar que la excesiva tenencia puede ser más un escollo que un principio de libertad.
La libertad está en ti. Esto puede sonar a decisionismo, a simple soslayo de la realidad condicionante. Y puede que sea así; aunque vale la pena realizar el intento. En definitiva, no es un pecado jugar con la idea de que podemos ser libres y eso depende de nosotros. Esa energía pueda que nos ayude a cumplir cualquier sueño.
Sé ligero; que pocas cosas te aten. Recuerda que eres sujeto entre objetos y eso ya crea una diferencia de estatutos enorme. Tu esencia es volar, transitar; porque en definitiva nos damos el ser a medida que somos. La piedra es lo que es y punto ¿El hombre? El hombre es libertad y eso es hermoso.
En algún punto debes que decir no a lo que no te agrada ni suma. Es propio de un alma fuerte y decidida saber a qué se le da acogida y a qué realmente nunca.
Seamos libres y felices. O mejor dicho: que la condición de felicidad sea la libertad. Después cada uno lo vivirá de modo muy particular.
Somos libertades porque nos vamos dando nuestro ser a medida que somos. Nuestra existencia precede la esencia y siempre será así. Siempre intentamos cosificar al otro, la mirada es como Medusa y, sin embargo, el otro se nos escapa, nos corroe, es un agujero en la plenitud.
Pero si el otro se escapa. si cualquier lectura o declaración quedan pequeñas, eso demuestra algo certero: todo lo que el otro es, uno también lo exhibe. Sí, querido lector, tú también eres una hermosa libertad presta a darse su ser a medida que vive.
Pensamiento hermoso de la libertad: ser libres es tan complejo que da lugar a que el malhechor alguna vez sea bueno y el bueno en algún momento sea denostado como pérfido ¿Acaso no es así la vida? No somos seres marmóreos, no existe ningún maniqueísmo frente al cual luchar; en realidad lo bueno y lo malo no está bien dividido.
Siempre sabemos cuando lo que nos rodea no agrada. Si no hay un desagrado consciente nuestro cuerpo se comporta extraño, casi como sintiéndose fuera de su ambiente. Es necesario, por lo tanto, que nos escuchemos más.
Nos damos cuenta que la libertad nos devuelve a unas raíces maravillosas: el ser uno con el mundo, el abrazar la totalidad ¿Podría hacerse eso desde los barrotes de una existencia apagada? No, para semejantes realidades necesitamos alas.
A veces el hastío, el aburrimiento, el cansancio o incluso el enojo pueden hacernos romper cualquier barrera, cadena que nos atornille a un sitio. Somos fluidos como el río; no tendríamos que querer cosificarnos. Aceptemos nuestra naturaleza: no tenerla en lo absoluto.
Viajar es una excelente figura de la libertad. Pero, en rigor de verdad, no solo una figura, sino un llevar efectivamente esa libertad en la acción. Si es necesario romper realidades, cortar ataduras, sentirse ligero, consideramos que es una eximia posibilidad.