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Bonitos Poemas de Amor cortos y largos

Última actualización 12 junio, 2019

Los Mejores Poemas de Amor cortos

La poesía, con rimas claras u ocultas, puede agradar a muchos corazones. A continuación  te presentamos los mejores poemas de amor cortos para compartir. 

¿Vienes?

¡Me abrazas y dormimos juntos!

Esperarías que llegaras, dejando la puerta entreabierta

como si fueses mi amante en cita clandestina.

 

Atrévete, pasa el umbral y cierra suavemente

para que tu amor no se escape

con el aire que recibe tu cuerpo.

 

Abrázame y queda dormida

oyendo los latidos de mi corazón

hasta que despertemos juntos en el amanecer.

 

 

¿Deseas que te amen? Pues no pierdas el rumbo de tu corazón

solo aquello que eres has de ser

y aquello que no eres, no.

 

 

Así en el mundo, tu modo sutil

tu gracia, tu bellísimo ser,

será objeto de elogio sin fin

y el amor un sencillo deber

 

 

Unos quieren el mundo y otros quieren el sol,

pero yo solo quiero un pedacito de tu corazón.

 

 

El pez pide agua

el preso libertad

y yo que soy tu amigo,

quiero más que amistad.

 

 

Una rosa es una flor,

un tesoro es una fortuna,

y a alguien como a tú

no la cambio por ninguna.

 

 

¿De qué sirve la vida si no tenemos fe?

El mundo gira y gira, y todo puede suceder

La paciencia no es mi fuerte, pero yo la tendré

Espérame, bonita, que yo llegaré

porque quiero amarte por siempre y hacerte mi mujer.

 

 

Si tus ojos fueras luceros

y tus labios fueran el mar,

que paisaje bonito

para poder admirar.

 

 

Te mando un abrazo por si tienes frío

una sonrisa por si estás triste

un ángel para que te cuides

y este mensajes para que no me olvides: te amo.

 

Si tuviera que hacerte un regalo

te regalaría un espejo,

porque después de ti,

lo más bonito es el reflejo.

 

 

Allí donde estalle el amor estoy

donde dejar de amarte no cabe

donde mi corazón rojo es pasión

y donde mi alma se esparce y arde.

 

 

Los destellos del atardecer

son muy hermosos

, pero no pueden compararse

con el brillo de tus ojos.

 

 

Si yo fuera el mar

y tú fueras la roca

subiría la marea

para besar tu boca.

 

 

Eres como el buen libro que nunca acabé de leer,

eres como la bella canción que nunca bailé

y eres el poema que sí quiero escribir.

 

 

¡Y tanto y tanto te amo,

que mis palabras mueren

en un rumor de besos sin descanso!

 

¡Y tanto todavía que mis manos

no te hallan al tocarte!

 

¡Tanto y tan sin descanso

que fluyo, fluyo y fluyo

y es solamente llanto!

 

Poemas de Amor largos y muy Románticos

Si no te satisfacen las composiciones cortas, aquí, para embelesarte a ti y a tu pareja, te dejamos poemas de amor largos y muy románticos para descargar.

 

Podrá nublarse el sol eternamente,

podrá secarse en un instante el mar,

podrá romperse el eje de la tierra

como un débil cristal.

 

¡Todo sucederá!

Podrá cubrirme la muerte con su fúnebre crespón

; pero en mi jamás podrá apagarse

la llama de tu amor.

 

 

Aunque si pienso en lo hermoso,

que fue haberte conocido

y aún en ese beso,

tan breve como escondido,

quizás pueda responderte

dos cosas al mismo tiempo:

te quiero por tu destreza

para ensamblarme a tus sueños

y por tu fresca osadía,

al haber robado un beso.

 

Pero sigues preguntando

y yo debo contestar:

te quiero porque te quiero,

¿Acaso importa algo más?

 

 

¿Sabes una cosa? La mañana adoro, cuando pienso en la noche

y veo un tesoro, tesoro de talla humana, que tiene todo

lo que me agrada.

Contiene fibras de oro y plata, que flotan siempre

¡Sobre el tesoro!

Fibras que tornan mi cuerpo de bronce y lo revisten

de mil fulgores.

Luego contiene dos perlas verdes, que a mis pupilas, dan brillo hermoso

Y don ornamentos, tibios cimientos, a cada lado de este alhajero

hacen de mi alma tan fina joya, que cuando ellos en mí se posan,

me integro presto de cuerpo entero.

Y yo plasmado en tal cimiento voy adhiriéndome

a cofre incierto

que de mi sangre se ha apoderado.

Por eso, entonces, la noche anhelo

quiero estar preso en tu cautiverio

sueño brillar con tu luz, amada

y al fin, saberme como un zafiro,

cuando al brindarme tu primer beso

¡me estés amando con la mirada!

 

 

Amor es amar la esperanza vencida

en el brillo idealizado de un dolor.

Amor es amar la mágica espinilla,

que se adhiere, sin sentirla, al corazón.

Amor es amar la primera parte,

de la existencia que vivimos cada sol.

Amar es desplegar las mismas alas,

hacia un mismo rumbo, aunque sin razón.

Amar es librarnos un día del sueño

que todos soñamos a la perfección.

Amar es rendirnos a todos los ritos,

amando sin causa ¡y en nombre de Dios!

Amando yo agoto estos cinco sentidos

porque está en mi causa amar sin razón.

Amo porque entiendo que la vida es vida,

solo cuando se ama como lo hago yo.

 

 

Si amar es sentir la inmensidad del cielo

rozando en la cara cuan un viento fresco,

aunque tú lo dudes, ¡yo sé que te quiero!

Si es alzar los ojos hasta el tibio hueco,

del mirar muy dulce de los ojos negros.

Si es sentir un beso cual hechizo tierno,

aunque tú lo dudes, ¡yo sé que te quiero!

Si amar es salvar todo lo maltrecho,

haciendo mil cosas de algo muy viejo.

 Si amar es desear para dos el cielo,

aunque tú lo dudes, ¡yo se que te quiero!

 

 

Extraño tu risa, tu piel subyugante, tu boca encendida,

cual una paloma ronroneando su eterna aventura,

desde este lugar, cuando pienso en ti.

Pues yo siempre te he extrañado, aún sin conocerte,

aún sin haberme imaginado que existías.

Te extraño de a ratos y siempre que pienso que puedo olvidarte,

te extraño, mi cielo, porque sin desearlo,

me has puesto en la boca tu fugaz sabor.

Tu voz atinada mezcla de un almíbar, que sabe a distancia,

mezcla de un olvido, ¡que no tiene amarras!

Extraño tus ojos junto al mismo sueño mágico y ambiguo

que una tarde de esas soñamos los dos.

Te pienso, mi vida, desde mi locura más inhabitable

de sortear el tiempo con cada caricia que duerme escondida

en tus blancas manos, dos rosas benditas.

Te extraño, con celo de fiera encendida,

al llegar la noche y al entrar el día

al soñar tu sueño y al saberte mía.

 

 

El abrazo que prodigas cada noche

a este cuerpo mío.

Tu mirada siempre dulce,

tus intentos por colmarme sin reparos

y tu sueño agigantado por mis sueños

hacen que te ame, mujer mía, más que antes.

 

 

Ayer me flechó Cupido con un dedo envenenado,

fue tan grande el daño de ese veneno, que ya no pienso ni hablo.

Fuero dos ojos pasivos los que a mi ser cautivaron

y desde entonces yo vivo un vil destino encantado.

Si encantado por lo extraño y vil por lo cruel tramado,

yo no comprendo el motivo de este drama encadenado.

¿Por qué sucede que a veces, siendo el flechazo lanzado

no acierta a dar en el blanco de un ser bienaventurado?

¿Y por qué siendo el veneno el más maligno legado,

logra saturar el alma cual inmundo pecado?

Ayer me flechó Cupido con un dardo envenenado

y hoy, con gusto a veneno, me rindo ante un ser amado.

 

 

Del alma que nunca agota su savia bien fecundada,

no solo surgen sus notas, sino que también su calma.

La misma que condiciona con su teoría sagrada,

que en el dulzor de tus ojos, existan caricias caras.

Y si ilusión, con su gloria y sus dedos de plata,

lograse enredar su sombra entre las rimas soñadas,

entonces sí, no habrá forma que, de lo intenso del alma,

no pueda evitar el beso, ¡que surge de tu mirada!